11 de septiembre de 2009

PROCESIÓN DE LA VIRGEN EN LA HABANA

El pueblo de La Habana
en la procesión de
Nuestra Señora de la Caridad del Cobre

Vídeo:
http://www.octavocerco.blogspot.com
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Cubanos en Miami celebran la festividad
de Ntra. Sra. de la Caridad del Cobre

De la Reseña del Diario Las Américas:

La celebración en Miami del 8 de septiembre, Día de la Caridad del Cobre, patrona de los cubanos, tuvo una significación muy especial: servir de marco a los festejos por los 50 años de sacerdocio y 30 años de Obispo de Monseñor Agustín Román.

“Doy gracias a Dios por las Bodas sacerdotales de Mons. Agustín Román”, dijo el arzobispo John C. Favarola, en medio de una ovación cerrada del público. Y relacionando las dos celebraciones, añadió “gracias a ella (a la Virgen) ha podido el Obispo llevar muchas almas a Jesús. Esta noche damos gracias a Dios por haber llamado a Mons. Román para ser sacerdote y obispo. El ha sido instrumento de la gracia de Dios para nuestra iglesia de Miami”.

Luego de fundirse los dos religiosos en un fuerte abrazo, Mons. Román ofició la misa, pidiendo: “que la poderosa intersección de la santísima Virgen de la Caridad, ayude al pueblo que la venera para que formando aquí en la tierra una comunidad de amor, podamos llegar un día a la patria definitiva del cielo”.

Y sobre sus Bodas de Oro, agregó: “Es con gran alegría que celebro este medio siglo como sacerdote de Jesucristo, en esta fiesta de María de la Caridad”.

La fiesta de este 8 de septiembre, convocó tanto a los cubanos de la Isla como a los de la diáspora. (En Cuba se hizo una peregrinación a lo largo de una decena de cuadras hacia el Santuario de la Virgen, [en La Habana], donde el Cardenal Jaime Ortega Alamino, Arzobispo de La Habana, realizó la homilía, pidiendo paz y concordia entre todos los cubanos. Tanto en la Isla como en Miami, los cubanos celebran múltiples actividades preparatorias con vistas a los 400 años de la aparición de la Virgen de la Caridad, hecho ocurrido en el año 1612, en la Bahía de Nipe.

En Miami, no obstante, también comienzan los preparativos para conmemorar en 2011, los 50 años de la llegada de la imagen de la Virgen. En 1961, los exiliados cubanos se reunieron en un número superior a los 30 mil para recibir a su patrona en el entonces estadio Bobby Maduro, y a partir de ese momento no han dejado de venerar a la Santa Madre, con la fe de un pronto regreso a su Patria de origen.

De la Reseña del Nuevo Herald:

Miles de cubanos que viven en Miami participaron en una Misa solemne por la fiesta de la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de la isla, y se sumaron al año jubilar convocado por los obispos cubanos para conmemorar el cuarto centenario del hallazgo de la venerada imagen.

Según informó el diario El Nuevo Herald, miles de fieles llegaron al Bank United Center de la Universidad de Miami, donde se realizó la Misa en la que se escuchó "un llamado al compromiso espiritual, la renovación de la fe y la esperanza".

En la tarde del lunes, una multitud acompañó la procesión que trasladó la imagen de la Virgen desde el santuario de la Ermita, en Coconut Grove, hasta el Bank United Center en Coral Gables.
"Este año jubilar ha sido un tiempo de renovación para hacer llegar a los miembros de la familia, a los amigos y a todos en nuestras comunidades el mensaje de salvación", señaló el Arzobispo de Miami, Mons. John C. Favalora.

Por su parte, el Obispo de Orlando, Mons. Thomas Wenski, recordó que "la Virgen de la Caridad es un regalo de Dios para el pueblo cubano que tanto está sufriendo por los estragos de los huracanes y las tormentas anteriores''.

La Reseña del Nueva Herald
ha sido reproducida de www.aciprensa.com


10 de septiembre de 2009


La procesión que viví

Mercedes Ferrera Angelo
Santiago de Cuba.

El 8 de septiembre de 2008, después de casi cincuenta años, la iglesia santiaguera se preparaba para salir en procesión con la Virgen de la Caridad, Patrona de Cuba, en el día de su fiesta. Sin embargo, las fuerzas de la naturaleza, esta vez en forma de ciclón tropical, impidieron que se pudiera realizar lo que para algunos era un sueño y para otros una gran preocupación.

Entonces escribí un pequeño artículo que titulé “La procesión que yo vi” y que reflejaba lo que, no sólo yo, sino muchas personas sintieron en esos momentos. Y es que aun cuando el hecho en sí no sucedió, algo comenzaba a cambiar y gracias a eso, podía percibirse de que ya no pensábamos en un imposible sino que ahora estábamos ante un sueño que casi podía alcanzarse con las manos:

La Procesión que yo vi
Mercedes Ferrera Angelo, septiembre de 2008

Me cuento entre los muchos cubanos que nunca vieron o participaron en una procesión por las calles de la ciudad, bien fuera el día del Santo Patrono, en Semana Santa, o en cualquier otra fecha. Para la mayoría de nosotros, la procesión no es parte de los elementos que conforman nuestra experiencia de fe, y por decirlo de algún modo, lo que sabemos del tema procede casi exclusivamente del recuerdo de nuestros mayores.

Hace ya diez años, con la visita de Juan Pablo II a Cuba y como parte de los cambios que comenzaron a propiciarse por entonces, tuvieron lugar las primeras procesiones en algunas diócesis del país. Poco a poco, las procesiones han ido integrándose a la realidad religiosa y social de Cuba, si bien en Santiago de Cuba seguía siendo algo no visto.

Este año, con el inicio de las celebraciones por el Trienio Preparatorio para la Celebración de los 400 Años del Hallazgo y Presencia de la Imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, se dio la posibilidad de que la imagen de la Virgen de la Caridad saliera desde el Arzobispado hasta la Catedral de Santiago de Cuba, en procesión, acompañada por los fieles.

La noticia aunque esperada, no dejó de sorprender. Para algunos era como enlazar una historia que quedó cortada de golpe hace casi cincuenta años, cuando fueron suspendidas; para otros sería un momento de ver como se manifestaba la fe de un pueblo que es básicamente creyente pero que no está acostumbrado a ese tipo de expresiones. Expectativas había muchas, cada una de las personas a las que llegó la noticia tendría la suya, así como también las tuvimos los que desde adentro trabajábamos para que la imagen de la Virgen de la Caridad saliera por las calles de Santiago de Cuba.

Hoy, cuando la realidad del huracán Ike hizo cambiar de golpe todos los planes, me atrevería a decir que a pesar de los vientos, de la lluvia y sobre todo de los temores vividos por la misma presencia de ciclón, la procesión salió. Si, porque en verdad salió de ese oscuro lugar que ocupan las cosas que creemos que nunca sucederán; salió de ese espacio donde había sido puesta como realidad imposible de acceder y cuya entrada o vía de acceso estaba obstruida por muchas, muchas cosas. Salió, desde que la noticia corrió de boca en boca, y de corazón a corazón. La procesión salió, porque muchos santiagueros la esperaron a pesar de lo inseguro del tiempo y algunos atrevidos fueron hasta el sitio de partida y sus alrededores, o esperaron en algunas de las calles del recorrido. Esa fue la procesión que yo vi.

Que por su intercesión, Dios nos ayude a, como Ella, “guardar todas estas cosas en nuestro corazón”.

Un año después la noticia es otra. Ya no era un sueño que esperaba con paciencia y resignación el momento justo para poder convertirse en realidad. Hoy es un hecho, la Virgen de la Caridad salió a las calles de Santiago de Cuba.

La procesión fue convocada para salir a las 8.00 p.m., desde el Arzobispado de Santiago de Cuba. La imagen de la Virgen recorrería hasta su destino final, la Catedral, unas 12 cuadras, algunas de ellas bastante largas para la fisonomía de la ciudad y con loma incluida en la calle Enramadas, como para que no quedara fuera uno de nuestros atributos más notables.

La preparación fue intensa en los últimos días, sobre todo si se tiene en cuenta que para muchos de los involucrados, esto era algo completamente nuevo y que implicaba a una ciudad y a sus habitantes, con todo lo que esto significa. Estábamos estrenándonos en algo que conocíamos sobre todo por fotos, crónicas y el recuerdo, entrañable sin dudas, de nuestros mayores.

Dos minutos antes de las ocho de la noche, Mons. Dionisio García, Arzobispo de Santiago de Cuba, saludó desde el balcón del Arzobispado a las personas que habían llegado hasta allí para acompañar a la Virgen desde su salida. El arzobispo explicó brevemente el sentido de la procesión e invitó a todos a rezar antes de emprender la marcha. Ya en la calle, fue colocada la imagen sobre la camioneta que la transportaría, en medio de los aplausos de los presentes. En este momento, se rezó por las mujeres ingresadas en el hospital materno, situado a un costado del arzobispado, por los recién nacidos y luego la intención se extendió a todos los hospitales, por todos los pacientes y los que los atienden.

La procesión ya estaba en camino. La abría los ciriales, la cruz, el Escudo y la Bandera cubana y dos jóvenes santiagueras con sendos ramos de Mariposa, nuestra flor nacional; a continuación la imagen de la Virgen, delante de la cual iba nuestro Arzobispo acompañado por dos sacerdotes, que le ayudarían en la animación. Detrás, el resto de los sacerdotes de la ciudad, el coro interparroquial y el pueblo.

En el recorrido estaban previstas cinco paradas. En cada una de ellas una intención: la familia; los que sufren; los niños y jóvenes; la unidad de los cristianos; Cuba: los trabajadores, las amas de casa, el pueblo. En cada caso se leía un breve un texto bíblico y se entonaba un canto. Durante todo el recorrido, se mantenía el rezo del Santo Rosario. Ya en el parque de Céspedes, antes de subir a la Catedral, otra intención: se pidió de manera especial por la paz, la estabilidad y el bienestar económico de nuestro país. Por último, desde el atrio de la Catedral, Mons. Dionisio bendijo la ciudad e invitó a presentar en silencio las intenciones de los presentes.

Hoy, que la procesión es historia, escribo estas líneas reconociendo con humildad lo difícil del empeño y la limitación que me imponen las palabras, mis palabras, esas que no alcanzan para expresar lo que íbamos viviendo a cada paso que recorrimos con María por las calles de esta ciudad. Para los que tienen además de fe, una gran imaginación, quizás les sirva el testimonio de esta redactora que sintiéndose santiaguera hasta lo mas profundo de su ser, no esperaba que los habitantes de esta preciosa ciudad salieran con ese fervor, con esa alegría y con esa disciplina a acompañar a su Madre. Todo ha sido obra de Dios.

Los santiagueros fueron convocados y allí estaban en un número que a simple vista superaba en mucho la tibieza de los cálculos de algunos de los que aman las cifras. El trayecto se hizo en oración, oración de la iglesia y oración de pueblo. La gente salió a puertas, ventanas y balcones; la gente subió a techos, azoteas y aleros; la gente cantó, alzó sus brazos como signo de alabanza y acción de gracias, regaló flores a la Virgen desde balcones; la gente se apretó para estar cerca de ella y al final, ese mismo pueblo, esa misma gente, permaneció en el parque Céspedes, de pie y en silencio, frente a la Catedral despidiéndola, cantándole e implorándole.

Fe e imaginación es justo lo que necesitamos para poder ver a través de estas palabras a todo un pueblo viviendo el júbilo de un encuentro que esperaba desde hace años. Dios nos ha hecho un gran regalo a través de María. La procesión no ha terminado, Ella nos ha abierto un camino en medio de este pueblo. Comienza ahora una nueva etapa, se abren nuevas sendas de evangelización que transitaremos acertadamente en la medida en que, como en esa noche memorable, junto a María, la Madre, caminemos hacia Jesús.

Mercedes Ferrera Angelo
Santiago de Cuba, 9 de septiembre de 2009
Foto y texto reproducidos de la Página de
La Arquidiócesis de Santiago de Cuba:
http://www.virgendelacaridaddelcobre.org



Homilía pronunciada por
S.E.R. Cardenal Jaime Ortega Alamino
Arzobispo de La Habana,
en la Festividad de Ntra. Sra. de la Caridad.

Santuario Diocesano de Ntra. Sra. de la Caridad,
8 de septiembre de 2009.

Queridos hermanos y hermanas:
¡A Jesús por María! ¡Cuántas veces estamos oyendo esta frase, y aún la hemos repetido sin comprender bien su significado! Este es el lema que la Iglesia Católica presenta a todo nuestro pueblo cubano al acercarse paso a paso el año 2012, cuando celebraremos los 400 años del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad flotando sobre las aguas en la bahía de Nipe, al norte de la zona oriental de Cuba.

Desde entonces hasta nuestros días Ella ha estado presente entre nosotros y la devoción de todo el pueblo cubano tiene su centro en el Santuario de El Cobre; hoy hacemos en toda Cuba una colecta nacional para mejorar y embellecer ese Santuario donde conservamos y veneramos aquella bendita imagen de la Virgen María. ¡Cuántas veces cada día y todos los días del año escuchamos allí a sus hijos cubanos dirigirse a su madre del cielo, abriéndole el corazón, como lo han hecho hoy nuestros hermanos al paso de la procesión y como lo hacen ustedes aquí: Dios te salve, María, llena de gracia… bendito el fruto de tu vientre, Jesús! Porque Jesús, a quien proclamamos bendito, es el Hijo de Dios hecho hombre, es el fruto del vientre virginal de María.

En su imagen de El Cobre, en la de este Santuario y en todas las imágenes que nos son tan familiares, y que encontramos en las iglesias y en nuestras casas, la Virgen María de la Caridad tiene a Jesús-niño en su brazo. Sí, María siempre está unida a Jesús, como toda Madre está unida a su hijo, pero de modo singular, porque todo lo que hay de humano en Jesús lo ha recibido de María.

En efecto, Jesús no es el fruto de la unión de un hombre y una mujer. Lo sabemos por el Santo Evangelio. Cuando María conoce por el anuncio de un ángel que va a ser la madre del Salvador, responde: pero ¿cómo será esto posible, si yo no he tenido relación con ningún hombre? Jesús es, pues, todo de María, Jesús, el Hijo de Dios, vino a nosotros, se hizo parte de nuestra vida en la tierra por medio de María y por obra del Espíritu Santo. Mas, si El llegó hasta nosotros por Ella, nosotros podremos llegar a Jesús por María.

Y, ¿acaso no podemos dirigirnos directamente en la oración a Jesús?, preguntarán ustedes. Claro que podemos hacerlo pero, por un lado, somos a menudo olvidadizos o despreocupados y la madre nos recuerda siempre las cosas importantes, por otro, no conocemos a Jesús, el pueblo cubano no sabe en gran medida quién es Jesús, no conoce sus enseñanzas. Además, no se trata únicamente de dirigirnos a El en nuestras oraciones, sino de llegar a Jesús, de encontrarnos con Él.

Al no conocer a Cristo Jesús, pueden decir algunos: yo tengo ya mi madre del cielo que me protege, la Virgen de la Caridad, ¿es necesario ese encuentro con Jesús? Sí, más que necesario, es imprescindible. Del encuentro con Jesús depende que tu vida tome otra orientación o que te sientas seguro o segura de ir por el buen camino. Jesús nos dice de sí mismo en el Santo Evangelio: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Encontrarse, pues, con Jesús significa hallar el Camino verdadero, llenarse de vida. Y si tienes el valor no sólo de escuchar sus palabras, que El dice a lo hondo de tu corazón en ese encuentro, sino de seguirlo como discípulo, como quien de veras aprende de Él, sentirás que de lo hondo de ti salta una especie de manantial de agua fresca que nace de tu corazón, una alegría que nadie te puede quitar, y se hace luz en tu camino y comienzas a verlo todo distinto y tu vida deja de ser un edificio en ruinas o un callejón sin salida, porque nacerá en ti la ESPERANZA.

Y no una esperanza exterior de que “las cosas van a cambiar”, sino una esperanza honda, que se apoya en Dios, de que “Tú puedes cambiar”. Si tú cambias el mundo cambia, porque cambia tu mirada sobre las cosas y no ves todo oscuro y triste. Los que sufren depresión u otros trastornos psíquicos ven la realidad deforme o la consideran muy difícil de encarar. Quien tiene su fe y su confianza puestas en Cristo-Jesús, porque lo ha encontrado, porque ha escuchado su palabra y creído en Él, camina como su discípulo por la vida, lleno de esperanza y, aunque la realidad sea difícil de superar, halla la fortaleza de espíritu para no quedar aplastado por los acontecimientos y no perder la paz del corazón.

Es necesario, pues, encontrarse con Jesús, hacerse su discípulo, aprender a amar como El nos lo ha mostrado. Por eso llamamos a Jesús nuestro Salvador, porque El nos salva, nos libra del miedo y de la angustia y nos abre así el camino que lleva hasta la eternidad feliz. Allí lo encontraremos definitivamente más allá de nuestra muerte.

¡Qué acierto ha tenido la Iglesia en Cuba al invitar a todos los creyentes en Dios a llegar a Jesús por María! Porque a la Madre no la olvidamos nunca, la sentimos cercana y siempre oímos los consejos que ella nos da. Quiso Dios que la imagen de María, Madre de Jesús y Madre nuestra, fuera hallada flotando sobre las aguas de nuestros mares por tres indios y mestizos cubanos, que recogieron la imagen con mucho amor. En una tabla a la cual estaba unida se leía: “Yo soy la Virgen de la Caridad ”.

Desde ese día el cubano la acogió en su casa, ha sentido a María como madre amorosa y le ha rezado lleno de gratitud y de confianza, y Ella no ha cesado de desempeñar con nuestro pueblo el papel maternal que su Hijo bendito le confió desde lo alto de la Cruz cuando le dijo: “Madre ahí tienes a tu hijo”. Esa fue una de las palabras de su despedida, del testamento espiritual de Jesús. Y a nosotros, nos dijo: “hijo, ahí tienes a tu Madre”.

María de la Caridad, la Virgen del Cobre, es esa Madre que se ocupa de sus hijos cubanos. Y nos repite siempre el mismo consejo: “Hagan lo que Él les diga”. En eso está nuestra salvación, en hacer lo que Jesús diga a lo hondo de nuestros corazones. Si lo escuchamos y ponemos en práctica cuanto nos dice, nuestra vida cambiará.

Cuánto debemos rogar a la Virgen María de la Caridad que indique a los hombres y mujeres de nuestro pueblo el sendero que los lleva a Jesús, porque el encuentro con Jesús será para los cubanos reencontrarnos como pueblo, redescubrir los valores cristianos dormidos, pero latentes, en la conciencia colectiva del pueblo cubano y en muchos hermanos nuestros, y podremos así reemprender o comenzar la práctica de las virtudes personales y sociales que hoy parecen estar ausentes.

En pocas páginas de un mismo periódico pude leer tres artículos que se referían al estado decadente de las personas en nuestra sociedad: jóvenes sin camisa que suben a los ómnibus, mujeres que se quejan de las críticas de algunas personas porque ellas exhiben su vientre y no dicen nada a los hombres que van con el torso desnudo. Y ambas cosas son deplorables. Otro artículo decía que una abuela explicaba que jamás un hijo de ella se sentó a la mesa a comer sin camisa, y esto es hoy tan frecuente… Otra periodista relata que en una guagua en que iba con sus dos hijas menores entró un grupo grande de jóvenes descamisados con un talante violento y sin querer pagar. Ella sintió miedo y abrazó junto a sí a sus dos hijas. Hasta aquí he hablado sólo de lo externo, de la manera de presentarse, no de los hechos violentos reales que van desde poner música ensordecedora, hasta asesinar a un sacerdote para robarle, pasando por peleas, violencias familiares, vida sexual desenfrenada, abuso de las bebidas alcohólicas por parte de los jóvenes, desprecio a la ancianidad y descompromiso social.

Seguro que en los noticieros del mundo que tomaron hoy la procesión de la Virgen de la Caridad en La Habana, como cada año, aparecerán en los balcones y azoteas, y aún en la misma acera, hombres y aún mujeres semidesnudos ante la imagen de María de la Caridad que pasa frente a ellos. A veces nos parece retornar a un primitivismo salvaje. No es el aspecto urbano lo peor de Centro Habana. Créanme que en los videos de otros años los edificios y casas no lucen tan mal, es el paisaje humano el que aparece verdaderamente deteriorado. Y no es sólo que el paisaje visible de los hombres y mujeres luzca así. Esto es más bien un síntoma del desarreglo interior que se ha instalado en el cubano de hoy. En la mayoría de los casos no hay odio ni desprecio en algunos modos de actuar, ni ningún otro sentimiento malo, sino un vacío de valores, una falta de delicadeza, un vivir sin pensar, que puede estar generando una extraña cultura de la vaciedad, de la nada. Descubrimos en ello un hombre y una mujer no motivados desde lo profundo para actuar y vivir personal y socialmente de forma constructiva.

Claro que no es la Iglesia la única preocupada por estas cosas, pero lo que la fe cristiana puede ofrecer para mejorar la sociedad es la renovación del ser humano. Para esto se necesita una motivación profunda que haga a los hombres y mujeres de hoy, especialmente a los jóvenes, capaces de hallar un sentido para sus vidas, de ir por la vida con esperanza y llenar sus corazones con sentimientos de fraternidad y amor. Esta es la verdadera religión, la que propone y favorece actitudes de sinceridad, de decencia y de amor, no de violencia y aflicción, la que llena al ser humano de valor y fortaleza para enfrentar las dificultades, la que alegra el corazón y colma de paz el alma, al sabernos amados por Dios.

Si nos transformamos de ese modo, cambiará la vida familiar y el comportamiento social y seremos aquellos cubanos acostumbrados a sentirnos siempre miembros de una gran familia. Todo esto es muy difícil de lograr cuando vivimos sin fe en Dios. Por eso pedimos a la Virgen de la Caridad, Madre de todos los cubanos, en el día de su fiesta, que Ella nos conduzca de la mano hasta Jesús, hasta Dios, para que el milagro del amor en el seno de la familia, en el vecindario, en la calle, sea el distintivo de todos los cubanos y sea también signo de que en lo profundo de nuestro ser algo se transforma, algo cambia, porque ha surgido la ESPERANZA.

Virgen de la Caridad, ruega por nosotros.

Reproducido de
http://www.arzobispadodelahabana.org
Foto: Gaspar, El Lugareño
http://www.ellugareno.com


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8 de septiembre de 2009


De regreso
Yoani Sánchez

A las seis y unos minutos, sacaron a la Virgen en su urna de cristal. Todo ocurrió en la misma parroquia de Manrique esquina Salud, donde debí haber ido cuando niña. Sólo que mis padres fingían, por ese entonces, que eran marxista-leninistas y mi abuela no pudo convencerlos de que dejaran a las niñas rezar.

Hoy, he regresado entre la multitud de señoras emocionadas, niños vestidos de amarillo, damas de blanco rodeadas por un cordón de segurosos y gente asomada a balcones que parecían a punto de desplomarse. Una lluvia de pétalos nos cayó encima en la calle Reina, mientras mi marido gritaba: “¡Viva la Virgen de todos los cubanos!”. Por momentos creí que sí, que un día nada de lo que hoy nos separa significará nada… y ella volverá a aceptarnos bajo su manto dorado. Como lo hizo esta tarde conmigo…

Yoani Sánchez,
Generación Y
http://desdecuba.com/generaciony/

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Oración de SS Juan Pablo II
al coronar a
Ntra. Sra. De la Caridad del Cobre
durante la Eucaristía
que celebró en Stgo. De Cuba

el 24 de enero de 1998

¡Virgen de la Caridad del Cobre.
Patrona de Cuba!
¡Dios te salve, María, llena de gracia!
Tú eres la Hija amada del Padre,
la Madre de Cristo. nuestro Dios,
el Templo vivo del Espíritu Santo.

Llevas en tu nombre, Virgen de la Caridad,
la memoria del Dios que es Amor
el recuerdo del mandamiento nuevo de Jesús,
La evocación del Espíritu Santo:
amor derramado en nuestros corazones,
fuego de caridad
enviado en Pentecostés sobre la Iglesia,
don de la plena libertad de los hijos de Dios.

Bendita tú entre las mujeres
y bendito el fruto de tu vientre, Jesús!
Has venido a visitar nuestro pueblo
y has querido quedarte con nosotros
como Madre y Señora de Cuba,
a lo largo de su peregrinar
por los caminos de la historia.
Tu nombre y tu imagen están esculpidos
en la mente y en el corazón de todos los cubanos,
dentro fuera de la Patria,
como signo de esperanza
y centro de comunión fraterna.

¡Santa María. Madre de Dios Y Madre nuestra!
Ruega por nosotros ante tu Hijo Jesucristo,
intercede por nosotros con tu corazón maternal,
inundado de la caridad del Espíritu.
Acrecienta nuestra fe, aviva la esperanza,
aumenta y fortalece en nosotros el amor.
Ampara nuestras familias,
protege a los jóvenes y a los niños,
consuela a los que sufren.
Sé Madre de los fieles
y de los pastores de la Iglesia,
modelo y estrella de la nueva evangelización.

¡Madre de la reconciliación!
Reúne a tu pueblo disperso por el mundo.
Haz de la nación cubana
un hogar de hermanos y hermanas
para que este pueblo abra de par en par
su mente, su corazón y su vida a Cristo,
único Salvador y Redentor,
que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos.
Amén

Ilustración: Imagen de la Virgen de la Caridad de la Parroquia de Guabano, en Cuba, traída al exilio gracias a la gestión de Mons. Armando Jiménez Rebollar en 1961. Es la que preside el Santuario-Ermita de la Caridad del Cobre en Miami, Fl.


Oración a Nuestra Señora de la Caridad del Cobre

Santa María de la Caridad
que viniste como mensajera de paz
flotando sobre el mar.
Tú eres la Madre de todos los cubanos.
a ti acudimos, Santa Madre de Dios,
para honrarte con nuestro amor de hijos.
En tu corazón de Madre
ponemos nuestras ansias y esperanzas,
nuestros afanes y nuestras súplicas:
Por la Patria desgarrada,
para que entre todos
construyamos la paz y la concordia.
Por las familias,
para que vivan la fidelidad y el amor.
Por los niños,
para que crezcan sanos corporal y espiritualmente.
Por los jóvenes, para que afirmen su fe
y su responsabilidad en la vida
y en lo que da el sentido a la vida.
Por los enfermos y marginados,
por los que sufren en soledad,
por los que están lejos de la Patria,
y por todos los que sufren en su corazón.
Por la Iglesia Cubana y su misión evangelizadora,
por los sacerdotes y diáconos, religiosos y laicos.
Por la victoria de la justicia y del amor
en nuestro pueblo.
¡Madre de la Caridad,
bajo tu amparo nos acogemos!
¡Bendita tú entre todas las mujeres
y bendito Jesús, el fruto de tu vientre!
A Él la gloria y el poder,
por los siglos de los siglos.
AMÉN.
(Con licencia eclesiástica)

Ilustración: Google.



Homilía del P. Alberto Bueno, TOR, durante la Eucaristía celebrada el sábado 5 de septiembre de 2009 en la Basílica Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción en Washington DC, en la Festividad de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba.


“María Santísima de la Caridad jamás olvida a los cubanos… A la imagen de la Virgen de la Caridad es a la que tienen mayor devoción.”

Con estas palabras el arzobispo de Santiago de Cuba, San Antonio María Claret, deja en sus escritos del principio de la década de 1850, testimonio de la devoción de los cubanos a Nuestra Señora de la Caridad. Pero vemos también en estas palabras la fidelidad de María Santísima de la Caridad a sus hijos de la isla de Cuba. Ella “jamás olvida a los cubanos.”

Qué imagen más bella y profunda nos deja el santo obispo de la relación entre Nuestra Madre y nuestro pueblo. Un mensaje sumamente cristiano y humano. Recordando las palabras de Jesús en la cruz, que encontramos en el evangelio de San Juan, “He aquí a tu Madre, he aquí a tu hijo…” Como cristianos somos hermanos y hermanas de Jesús y por extensión, hijos e hijas de María. Desde su encuentro en la bahía de Nipe en 1612 por los hermanos Juan y Diego de Hoyos y el negro libre Juan Moreno comenzó esta relación estrecha, constante y piadosa. El testimonio que Juan Moreno dejó a los 85 años de las hazañas de su niñez encontrado en los archivos de Indias en Sevilla es prueba de este momento clave de la evangelización de la Isla y de este punto de unidad entre todos los que llaman a Cuba patria y hogar.

A lo largo de la historia de Cuba la presencia de la virgen de la Caridad del Cobre es constante y profunda. Había, y hay, algo que toca el corazón y la consciencia de los cubanos: ¡María de la Caridad – María del Amor! El amor que Nuestro Señor Jesucristo proclamó en los evangelios, el ágape, es algo que se encuentra en el carácter del cubano. Es una cualidad que viene muy natural en el corazón cubano, pero a la vez es una virtud a cual muchas veces fallamos en aplicar. Sin embargo es algo que se demuestra en la manera de ser de nuestra gente. Ese espíritu acogedor, hospitalario y tan familiar que nos identifica adonde nos encontremos en el mundo.

Nuestra historia refleja esta unidad, especialmente cuando comienza el proceso de la independencia. La Virgen de la Caridad es la quien une a los cubanos de todo tipo y toda clase. Un pueblo tan dividido por la raza, clase social o educación y formación, ella los unió. Y después del largo proceso y guerras de independencia, los veteranos de la manigua le piden al Santo Padre Benedicto XV, que nombrase a la Virgen María de la Caridad como patrona de Cuba en 1916. Este título fue otorgado por el Papa y es algo que se ha renovado y reconocido pos sus sucesores. Su Santidad Paulo VI, en 1977 nombró el santuario en el Cobre como basílica. Llegó a su apogeo durante la visita de Su Santidad Juan Pablo II en Enero de 1998, cuando en la plaza Antonio Maceo en Santiago, el Papa coronó a la imagen de la Caridad como Reina de Cuba.

Hoy en día, cuando los cubanos nos encontramos tan divididos por la distancia, la política, y tantas otras cosas, la Santísima Virgen María de la Caridad del Cobre, como buena Madre, se hace presente a sus hijos e hijas de Cuba. La Iglesia en Cuba ha entrado en un proceso de preparación para conmemorar el cuarto centenario del encuentro de la imagen de la Virgen. Y como Iglesia Católica, es decir universal, ha invitado a todos los cubanos “allá y acá” a participar.

Hoy, al celebrar otra vez la fiesta de la Virgen María de la Caridad del Cobre, recordamos las palabras, escrita por un sacerdote cubano a los comienzos de 1868, el Padre Fabriciano Rodríguez Mora, en su libro llamado, Brevísimas reflexiones acerca de la imagen de la Santísima Virgen, bajo el título de la Caridad del Cobre. En su dedicatoria escribió el padre:

‘Yo, impulsado
no sólo de aquel principio que enseña
que es indigno de la vida
el hombre que no ama a su patria,
sino también de los sentimientos de mi propio corazón,
elogiaré siempre con entusiasmo
el suelo en que a Dios plugo que naciera,
aun cuando haya de recibir, como recompensa inmediata,
los sarcasmos de la injusta malevolencia.

Y considerándoos a vosotros
animados de los mismos sentimientos,
estoy persuadido de que os agradará su contenido,
pues se trata nada menos que de MARÍA,
esperanza de los hombres;
de Cuba, nuestra patria muy querida;
y es cubano quien trasladó al papel
Estas humildes producciones”.

Estas palabras del Padre Fabriciano nos traen a la mente las palabras proclamadas por el Papa Juan Pablo frente a la pequeña imagen hallada en la Bahía de Nipe:

Has venido a visitar nuestro pueblo
y has querido quedarte con nosotros
como Madre y Señora de Cuba,
a lo largo de su peregrinar.

Hoy nuestra Madre, la Santísima Virgen María de la Caridad, nos invita, nos implora, que nos preparemos de una manera espiritual y moral, basado en el Evangelio de su Hijo Jesucristo, a renovar nuestros corazones y nuestras vidas para celebrar este aniversario de su presencia con nosotros los cubanos. Que el amor cristiano, el ágape es decir la preocupación por el bien estar del otro, del prójimo, sea la raíz y la flor de la vida de cada uno y de todos nosotros. Que de esta manera mostremos, no solamente nuestra fe cristiana y católica, sino nuestra identidad como cubanos y cubanas, no importe donde nos encontremos. Que al vernos las personas puedan decir como dijeron de los primeros cristianos: “Mira como se aman los unos a los otros.” Qué, como buenos cristianos y cubanos, podamos derrumbar las divisiones y buscar esa unidad de fe e identidad que es nuestra herencia como miembros de la iglesia y del pueblo cubano.

Pongamos en práctica y hagamos nuestra oración las palabras de la oración a la Virgen de la Caridad con ocasión del IV centenario:

Virgen de la Caridad del Cobre
hija amada del Padre,
Madre del Señor Jesús,
templo del Espíritu Santo
y Madre de todos los cubanos.

Al celebrar con alegría el cuarto centenario
de la presencia de tu bendita imagen
en nuestra tierra cubana,
te alabamos y te damos gracias
por el regalo de Dios para nuestro pueblo,
por peregrinar con nosotros mostrándonos a Jesús,
por animar siempre a la Iglesia
que guiada por el Espíritu Santo,
quiere servir a su pueblo.

María de la Caridad, mujer creyente,
fortalécenos en la fe;
maestra de esperanza,
enséñanos a vivir esperanzados;
reina y señora de la caridad,
muéstranos el sendero del amor,
del perdón y la reconciliación
entre todos los cubanos.

Acompáñanos en la oración,
enséñanos el camino de la conversión,
ayúdanos en el compromiso
y en servicio a los hermanos,
especialmente a los que más sufren.

Madre de la Caridad,
que eres signo y vínculo de unidad,
te suplicamos por todos tus hijos
que, desde dentro y fuera de la patria,
desean lo mejor para Cuba,
te miran como símbolo de cubanía,
y sienten que la Caridad nos une.
Cuídanos y protégenos, líbranos de todo mal.

Contigo, primera discípula y misionera,
queremos seguir anunciando a Cristo
como el Camino, la Verdad y la Vida
para que nuestro pueblo, en Él,
tenga vida abundante, verdadera y eterna.

Santa María, Virgen de la Caridad del Cobre,
ruega por nosotros a Dios.
Amén.

Que así sea.


.

HIMNO A LA CARIDAD DEL COBRE


Los orígenes de la letra del Himno
a la Virgen de la Caridad del Cobre

En la página web de la Arquidiócesis de Stgo de Cuba se ha publicado hoy esta foto donde se reproduce la poesía triunfadora del concurso en honor a la Virgen de la Caridad del Cobre convocado por la revista «Bohemia» en la década de los años 30, siendo escogida la presentada por el Pbro. Juan José Roberes .

Las primeras estrofas fueron cantadas durante muchos años con la música del Himno Nacional y, a partir de 1959 y como resultado del concurso para la partitura musical convocado por la Iglesia cubana con vistas a la celebración del 2º Congreso Nacional Católico de 1959, constituyen ya la letra oficial del Himno a la Virgen de la Caridad con la música del Profesor Félix Rafols y Rafols que resultó premiada en dicho concurso.

Ilustración:
Página Oficial de la Arq. de Stgo de Cuba
http://www.virgendelacaridaddelcobre.org

Nota: Las fotos pueden verse ampliadas haciendo clic sobre ellas.




En la cima de la loma,
y al pie del cielo.

Maria Teresa Villaverde Trujillo
ashiningworld@cox.net

Visto esto, se decidió construir una ermita allí, sobre la montaña, como ella habia dado a entender que la deseaba, encima del cerro la cantera donde además se habían visto surgir momentáneas luces resplandecientes por tres noches continuas; las que después desaparecían dando por hecho de que aquel era el lugar escogido por la Santísima Imagen. Entre tanto acataban la idea de como levantar su nueva casa decidieron hacerle fiesta de Misa y Sermón, encomendándola al Espíritu Santo.

..... pero sucedió que.... en la profundidad de la tierra, precisamente debajo de esa montaña donde construían su nueva casa, una compañía minera realizaba excavaciones y llegado el momento -años y años después- esos trabajos ocasionaron el derrumbe casi total del santuario...

Y así fue como a la postre
autoridades y pueblo
decidieron que en la cima
de la loma, al pie del cielo,
tendría la Caridad
su definitivo templo!

En su altar mayor, construido con mármoles de diferentes colores y texturas, reposa la imagen sobre una repisa decorada con cinco serafines, una media luna de oro dividida por la mitad y otra de menores dimensiones, con ínfimas estrellas en los extremos. Detrás de este altar está colocado el primitivo altar de plata que tuvo su primer santuario.

Y allí quedó para siempre
su dulce rostro moreno,
su rubio Niño Jesús
y sus grandes ojos negros
iluminando la Isla
costa afuera y tierra adentro,
por valles y por montañas
por bateyes y por pueblos,
ungiendo a ricos y a pobres,
ungiendo a blancos y a negros,
ungiendo a enfermos y a sanos,
ungiendo a malos y a buenos
con su misma fiel sonrisa
y la miel del mismo beso!


Fragmentos del
Romance A la Virgen de la Caridad

del poeta cubano Pero Diaz-Landa.

Ilustración:
La más antigua representación conocida

de Ntra. Sra. de la Caridad. (1766)
(Cortesía de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba)


Septiembre 8, 2009
ashiningworld@cox.net


.
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Oración

Roguemos al Señor, para que la Virgen Madre de todos nos una en un nudo marino a los cubanos, no importa donde estemos, cubriéndonos con su manto en un abrazo de Amor y Paz.

Que el perdón, que en algunos casos puede ser muy dificil, llene nuestros corazones para, como los dedos de una mano, nos unamos y que las futuras generaciones de cubanos conozcan lo que es Libertad, Paz y Prosperidad, y para que muchos de los que no volveremos a ver las palmas movidas por la brisa, o un amanecer en el campo mojado por el rocio, o un atardecer dorado en el malecón, podamos descansar en paz y armonia, aunque estemos lejos.

¡Felicidades Cachita! ¡Bendicemos con tu Amor!

Lidia Orosa



Virgen de la Caridad del Cobre
hija amada del Padre
Madre del Señor Jesús
templo del Espíritu Santo
y Madre de todos los cubanos.

Al celebrar con alegría
el cuarto centenario
de la presencia de tu bendita imagen
en nuestra tierra cubana,
te alabamos y te damos gracias
por ser regalo de Dios para nuestro pueblo,
por peregrinar con nosotros
mostrándonos a Jesús,
por animar siempre a la Iglesia
que guiada por el Espíritu Santo,
quiere servir a su pueblo.

María de la Caridad,
mujer creyente, fortalécenos en la fe;
maestra de esperanza,
enséñanos a vivir esperanzados;
reina y señora de la caridad,
muéstranos el sendero del amor,
del perdón y la reconciliación
entre todos los cubanos.


Acompáñanos en la oración,
enséñanos el camino de la conversión,
ayúdanos en el compromiso
y en el servicio a los hermanos,
especialmente a los que más sufren.

Madre de la Caridad,
que eres signo y vínculo de unidad,
te suplicamos por todos tus hijos
que, desde dentro y fuera de la patria,
desean lo mejor para Cuba,
te miran como símbolo de cubanía,
y sienten que la Caridad nos une.

Cuídanos y protégenos, líbranos de todo mal.
Contigo, primera discípula y misionera,
queremos seguir anunciando a Cristo
como el Camino, la Verdad y la Vida
para que nuestro pueblo, en Él,
tenga vida abundante, verdadera y eterna.

Santa María, Virgen de la Caridad del Cobre,
ruega por nosotros a Dios.
Amén.

ORACIÓN A LA VIRGEN DE LA CARIDAD DEL COBRE
CON OCASIÓN DEL IV CENTENARIO
DEL HALLAZGO DE SU VENERADA IMAGEN


6 de septiembre de 2009




Ochún, el otro rostro de Cachita


Ana Dolores García

Ochún en la religión yoruba es la diosa del amor, de los ríos. Es una orisha alegre y sensual de la que se cuentan diferentes historias allá en Nigeria, la región de África de donde provino la mayor parte de los esclavos que fueron traídos a América. Esa Ochún nigeriana poco tiene que ver con la Ochún a la que hoy se rinde culto por buena parte de la población cubana. La Ochún cubana, desconocida en la propia Nigeria, no es más que una versión sincrética de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre. Los más entrados en la santería o regla de Ocha, conocen de las historias y poderes que se le atribuyen a Ochún, y saben de sus relaciones con Changó, de sus milagros en el río curando a las mujeres con calabaza y millo, de cuando cambió su pelo largo y rubio a Yemayá por telas de brillantes colores, o de la calabaza que guarda en el río llena de oro y miel.

Pero la mayoría de los que la invocan y le rezan delante de una imagen de la Caridad del Cobre no saben de esas historias. Probablemente tampoco sepan mucho de la Virgencita del Cobre, ni de que hay sólo una María, Madre de Dios, a la que la fe católica identifica con distintos nombres, porque para ellos la Caridad, la Merced y la Virgen de Regla son tres deidades distintas: Ochún, Obatalá y Yeyamá.

Ha sido un proceso de siglos al que ya hoy se le ha dado nombre: sincretismo. La Academia de la Lengua Española define la palabra como un sistema filosófico que trata de conciliar doctrinas diferentes. En la práctica, en nuestra tierra ha sido la fusión, la identificación de las deidades del panteón yoruba con los principales santos de la religión católica.

¿A qué se debió esa identificación? A la prohibición por parte de los amos a que siguieran practicando cultos «paganos» aquellos esclavos a quienes supuestamente estaban obligados a convertir al cristianismo. Imposibilitados de adorar a sus dioses, los esclavos comenzaron a identificarlos con las imágenes que proliferaban en las iglesias y las casas de sus amos. Los movía esa necesidad imperiosa que siempre ha impulsado a los humanos a buscar seres superiores a los cuales aferrar su esperanza.

A Ochún se le atribuye el color amarillo y el dorado, y su flor es el girasol. Le placen las ofrendas, sobre todo de miel y calabaza, las frutas y los dulces. Son reminiscencias que han ido quedando de esas historias viejas que se siguen contando en Nigeria.

Por ello, cuando llegue la noche del siete al ocho de septiembre, vestidas de amarillo y con cordones blancos a la cintura, muchas cubanas la pasarán en vela junto al altar casero de una imagen de la Caridad, ya piensen en la dueña de los ríos o en la que apareció en el mar a los tres Juanes en medio de una tempestad. Y le llevarán ofrendas y habrá música toda la noche. Cuando amanezca, lo más probable es que vayan a una iglesia, se arrodillen y se santigüen ante otra imagen de la Caridad, y con toda naturalidad le recen y le rueguen a Cachita, la Virgen blanca o mulata y vestida de oro que nos bendice a todos los cubanos.

Ana Dolores García
Ilustración: Google


3 de septiembre de 2009

EL HIMNO A LA VIRGEN DE LA CARIDAD DEL COBRE



El Himno a la Virgen de la Caridad del Cobre

Ana Dolores García

El autor de la letra del Himno a Ntra. Sra. de la Caridad del Cobre fue el sacerdote Juan J. Roberes. El himno fue cantado durante muchos años con la música del Himno Nacional Cubano y a veces con la del Himno Invasor. En Camagüey, el Profesor Félix Rafols y el sacerdote salesiano Salvador Herrera compusieron sendas partituras para el Himno que, sin embargo, siguió cantándose con la música de nuestro Himno Nacional.


En 1958, en los preparativos para el Primer Congreso Nacional Católico a celebrarse en La Habana el siguiente año de 1959, se quiso remediar la necesidad de que el Himno a nuestra Patrona pudiera contar con música propia. A tal efecto se convocó a un concurso entre compositores y resultó elegida la partitura del musicólogo catalán radicado en Camagüey, Félix Rafols. La culminación del Congreso, en noviembre de 1959, fue una celebración apoteósica que contó con la presencia de miles de cubanos de toda la Isla, y de la imagen de la Virgen de la Caridad como conclusión de un recorrido por las ciudades de Cuba desde su Santuario del Cobre. El Himno fue cantado durante la magna concentración y desde entonces es el Himno Oficial a la Virgen de la Caridad.

Salve, salve, delicias del cielo
Virgen pura, suprema beldad,
salve excelsa Patrona de Cuba
Madre hermosa de la Caridad.

Si de Cuba en las bellas comarcas

elegiste, Señora, un altar,

para hacer la mansión de prodigios

y a tus hijos de dichas colmar.

Cuando el llanto era el pan de tus hijos

y su vida terrible ansiedad,
eras tú, dulce Madre, la estrella,
que anunciabas la aurora de paz.

No abandones ¡oh! Madre, a tus hijos,

salva a Cuba de llantos y afán,

y tu nombre será nuestro escudo,
nuestro amparo, tus gracias serán.

Aunque el vídeo fue cortado antes de concluir, el Himno puede escucharse casi en su totalidad pulsando sobre la siguiente dirección de YouTube.

http://www.youtube.com/watch?v=w-hD7k0r7bE

Foto: Google




Historia de Ntra. Sra. De la Caridad del Cobre
Cronología

8 de enero de l599
Fundación del pueblo de Real de Minas de Santiago del Prado –El Cobre- , por el capitán Francisco Sánchez de Moya.

Circa 1612
Hallazgo de la Imagen de Nuestra Señora de la Caridad en las aguas de la bahía de Nipe.

1 de abril de 1687
Expediente y declaración de Juan Moreno ante el Beneficiado Juan Ortiz Montejo, juez Comisionado.

5 de agosto de 1705
Fundación de la Capellanía del Santuario de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre. Primer capellán: Pbro. Don Onofre de la Caridad Fonseca.

1766
Historia inédita escrita por el Capellán Julián Bravo.

1829
Publicación de la historia inédita del Pbro. Onofre de la Caridad —1703— revisada por el Capellán Pbro. Bernardino Ramírez.

Noviembre de 1868
Toma del pueblo de El Cobre por las tropas mambisas y visita al Santuario de El Cobre del Padre de la Patria Carlos Manuel de Céspedes.

8 de septiembre de 1898
Misa en Cuba libre celebrada en el Santuario de El Cobre por el Pbro. Desiderio Mesnier, con la asistencia del General Agustín Cebreco y miembros del ejército libertador.

18 de mayo de 1906
Derrumbe del anterior Santuario.

24 de septiembre de 1915
Los Veteranos de la Independencia, piden al Papa Benedicto XV, declare a la Virgen de la Caridad, Patrona de Cuba.

10 de mayo de 1916
El Papa Benedicto XV, proclama Patrona de Cuba a la Virgen de la Caridad.

8 de septiembre de 1927
Inauguración del nuevo y actual Santuario.

20 de diciembre de 1936
Coronación de la imagen de la Santísima Virgen de la Caridad, como Patrona de Cuba.

31 de diciembre de 1977
El Papa Pablo VI concede el título de Basílica Menor al actual Santuario Nacional, consagrado en esa misma fecha por el Cardenal Bernardino Gantin.

24 de enero de 1998
Coronación de la imagen de la Santísima Virgen de la Caridad, personalmente por SS Juan Pablo II, en misa celebrada en la Plaza Antonio Maceo de Santiago de Cuba.


Reproducido de la Página Oficial de la Arq. de Stgo de Cuba,
http://www.virgendelacaridaddelcobre.org

¿Por qué se escogió celebrar su Fiesta el 8 de septiembre?
Porque ese día es el de la Natividad de María, que se escoge por la Iglesia para la celebración de las festividades marianas debidas a apariciones de la Sma. Virgen.

Ilustración: Google


El Padre Jordi Rivero nos relata la
HISTORIA DE LA VIRGEN DE LA CARIDAD

Alonso de Ojeda y los primeros conquistadores de Cuba pretendían imponerse a los indios. Estos los repulsaron y los españoles tuvieron que huir atravesando montes y ciénagas para salvar sus vidas. Así llegaron al poblado indio de Cueibá en la zona de Jobabo. Los indios al verlos en tan mal estado tuvieron compasión de ellos y les auxiliaron.

En agradecimiento, Alonso Ojeda construyó una pequeña ermita con ramas de árboles, posiblemente la primera en suelo cubano. Allí colocó una Imagen de Nuestra Señora, que era su preciada pertenencia. Cumplió así el voto que había hecho de entregar la imagen si salía salvo de aquella situación. Enseñó a los indios a decir el "Ave María" y aquella expresión se propagó tan rápido entre los indios que más tarde Cuba se llegó a conocer como la isla del "Ave María". No hay razón para pensar que fuese aquella la imagen de la Virgen de la Caridad que se aparecerá después. Pero la Virgen de María ya se hacía presente en Cuba preparando el camino.

Una gran enseñanza: La Virgen quiso que la evangelización no partiera de la prepotencia sino desde la humildad y el agradecimiento. Sin comprender muy bien la religión, los indios de aquel lugar veneraron la imagen y mantuvieron la ermita con gran esmero cuando Ojeda se marchó. Así ocurría cuando llegó el Padre de las Casas al poblado de Cueibá.

En el siglo XVI aumentó en Cuba la cría del ganado. Era necesario para los españoles en camino hacia los nuevos territorios. En 1598 comenzó la explotación del cobre en las montañas de la región oriental de la isla. A 15 leguas de las minas el gobierno español estableció el hato de Varajagua o Barajagua que contaba con mucho ganado. Por eso era necesaria la sal que prevenía la corrupción de la carne.

El hallazgo

Alrededor del año 1612 o a los inicios de 1613, fueron a buscar sal en la bahía de Nipe dos hermanos indios y un negrito de nueve o diez años. Se llamaban respectivamente Juan de Hoyos, Rodrigo de Hoyos y Juan Moreno, conocidos por la tradición como «los tres Juanes». Mientras iban por la sal ocurrió la aparición de la estatua de la Virgen.

El administrador del término Real de Minas de Cobre, Don Francisco Sánchez de Moya, ordenó levantar una ermita para colocar la imagen y estableció a Rodrigo de Hoyos como capellán.

Una noche Rodrigo fue a visitar a la Virgen y notó que no estaba allí. Se organizó una búsqueda sin éxito. A la mañana siguiente, y para la sorpresa de todos, la Virgen estaba de nuevo en su altar, sin que se pudiera explicar, ya que la puerta de la ermita había permanecido cerrada toda la noche.

El hecho se repitió dos o tres veces más hasta que los de Barajagua pensaron que la Virgen quería cambiar de lugar. Así se trasladó en procesión, con gran pena para ellos, al Templo Parroquial del Cobre. La Virgen fue recibida con repique de campanas y gran alegría en su nueva casa, donde la situaron sobre el altar mayor. Así llegó a conocerse como la Virgen de la Caridad del Cobre.

En el Cobre se repitió la desaparición de la Virgen. Pensaron entonces que ella quería estar sobre las montañas de la Sierra Maestra. Esto se confirmó cuando una niña llamada Apolonia subió hasta el cerro de las minas de cobre donde trabajaba su madre. La niña iba persiguiendo mariposas y recogiendo flores cuando, sobre la cima de una de las montañas vio a la Virgen de la Caridad.

La noticia de la pequeña Apolonia causó gran revuelo. Unos creían, otros no, pero la niña se mantuvo firme en su testimonio. Allí llevaron a la Virgen.

Desde la aparición de la estatua, la devoción a la Virgen de la Caridad se propagó con asombrosa rapidez por toda la isla a pesar de las difíciles comunicaciones.

Fue en el Cobre, en 1801, que los mineros, alentados por el Padre Alejandro Ascanio, obtienen la libertad por Real Cédula del 7 de abril.

Con los años se adquirió un recinto mayor para construir un nuevo santuario que pudiese acoger al creciente número de peregrinos, haciéndose la inauguración, con el traslado de la Virgen el día 8 de Septiembre de 1927.

Durante la guerra de independencia, las tropas se encomendaban a la Virgen de la Caridad. No es que se pueda ver a la Virgen como una aliada en la guerra. Más bien ella, como madre, sufre y se preocupa de todos, busca la paz entre sus hijos, finalmente cuando los corazones no le permiten otra cosa, busca atenuar los odios y fomentar la reconciliación y el perdón.

Después de la guerra de independencia, los veteranos pidieron al Papa que declarase a la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba. En documento firmado el día 10 de Mayo de 1916 por el Cardenal Obispo de Hostia, Su Santidad Benedicto XV accedió a la petición, declarando a la Virgen de la Caridad del Cobre Patrona Principal de la República de Cuba y fijando su festividad el 8 de Septiembre.

En 1977, el Papa Pablo VI eleva a la dignidad de Basílica Menor al Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre.

Durante los meses de preparación para la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba, diez imágenes peregrinas de la Virgen de la Caridad recorrieron las distintas diócesis del país con gran respuesta del pueblo.

La Virgen de la Caridad fue coronada por S.S. Juan Pablo II como Reina y Patrona de Cuba el sábado 24 de Enero de 1998, durante la Santa Misa que celebró en su visita apostólica a Santiago de Cuba.

Tomado de
http://www.corazones.org.
Foto: Google

2 de septiembre de 2009


Hogares de la Madre y sus hijos

P. Luis Betancourt
Sitio Web Oficial
Virgen de la Caridad el Cobre

Además de que fueron varios, ¿qué se puede decir, con fundamento, de los antiguos hogares de LA MADRE DE CUBA? Que el PRIMERO, en Barajagua, fue un bohío: «casa cubierta de guano y cercada de tablas de palma».

«La Iglesia Parroquial» de El Cobre fue el SEGUNDO, donde «la pusieron en un altar», sin poderse precisar cuánto tiempo estuvo allí porque los documentos más antiguos no lo dicen. El TERCERO fue una ermita construida antes de 1648, también en El Cobre.

Años después de 1648 se inició la construcción del CUARTO: una «Casa de la Señora» de dimensiones reducidas. ¿Cuándo se terminó? Por ahora sólo podemos aportar un dato fiable: el año 1685 todavía se laboraba en el pequeño Santuario.

Llegado 1756 -cuando fue visitado y descrito por el obispo Morell de Santa Cruz- el Santuario seguía siendo pequeño: tenía una sola nave «de mampostería y tejas» y carecía de torres. El documento oficial del obispo -dirigido al Rey español- no menciona altar ni trono de plata donde la imagen estuviese colocada. Y extraña que piezas de esa envergadura pasaran inadvertidos al puntilloso Morell.

El temblor del año 1766 dañó el pequeño templo, derribando el pórtico donde colgaban sus tres campanas. Dice el Capellán Bernardino Ramírez que antes de 1782 habían resuelto ese percance, levantando «una torrecilla provisional» que servía de campanario.

Tras visitar El Cobre en 1803, el obispo Osés informó al Rey que se acababa de terminar una cúpula de «media naranja» y de añadir «otro cuerpo» a «una capilla dedicada a Nuestra Señora de la Caridad» situada «sobre una montaña inmediata a este pueblo».

Aunque no se dispone todavía de suficientes documentos fiables para precisar los años o períodos en que se realizaron las sucesivas obras, el primitivo Santuario se amplió y embelleció a lo largo de más de dos siglos.

El terremoto del año 1852 causó importantes daños en el templo. Como medida preventiva, la imagen de la Virgen se trasladó enseguida a una especie de «tienda de campaña» levantada en el parque del pueblo. Ya acondicionada la iglesia parroquial, fue llevada a ella.

Alrededor de 1856-57 se acometió la reconstrucción del Santuario. El alcance y duración de las obras no son fáciles de precisar en estos momentos. Y no les sorprenda que algún día hablemos de un ‘QUINTO’ Santuario antiguo.

El templo se dotó de un retablo de mármol. Como altar y trono de la Virgen se mantuvo el antiguo de plata, hoy ubicado en la llamada «Capilla de los Milagros». [No parece sostenible que la hechura de esas importantes piezas de plata pueda remontarse al siglo XVII. Datos indirectos avalan un testimonio del Capellán Ramírez, escrito hacia 1782: «El (altar) mayor, que es de hermosa hechura, en donde está Ntra. Sra., se va vistiendo de plata fina, fabricado ya casi la mitad»]. Así lucía el Hogar de LA MADRE «en lo alto del cerro», a finales del siglo XIX y primeros años del siglo XX. Era el símbolo y fruto visible del amor de los hijos. Del esfuerzo humilde y casi siempre anónimo de muchos miles de devotos. De la constancia a toda prueba, durante algo más de dos siglos. De lo mejor, más batalloso y noble de los corazones cubanos.

Santuario a finales del siglo XIX y primeros del XX

El día 8 de septiembre 1898, totalmente ignorados por norteamericanos y españoles al negociar, fijar y firmar las condiciones de una paz luchada dura y largamente, nuestros bravos mambises, obedeciendo orden directa del General Calixto García, fueron al Hogar de LA MADRE. Celebraron allí un evento que después pasó a nuestra historia como «La Declaración Mambisa de la Independencia Cubana».

De sopetón, un día de mayo 1906, la Casa de LA MADRE DE CUBA se agrietó y empezó a derrumbarse. Las excavaciones de galerías y pozos en el subsuelo del Santuario, efectuadas sin escrúpulo alguno por la Compañía “The Cobre Mines”, causaron el derrumbe.

Toda la historia pudo acabar en ruinas. Y no habría sido el primer caso de un culto secular caído en el olvido. ¡Pero no se acabó! ¡Fue lo contrario! El derrumbe del antiguo Santuario abrió una nueva etapa que ha llegado hasta hoy.

Desde 1906 a 1927, LA MADRE compartió nuevos hogares con los hijos que seguían visitándola: una casa en el pueblo; el paradero del ferrocarril, y otra vez esa iglesia parroquial cobrera que siempre había sido un segundo hogar para LA MADRE en momentos difíciles.

Llegado septiembre 1927 -sin estar todavía terminado- LA MADRE DE CUBA fue llevada al Hogar donde hoy permanece: el Santuario que ahora se va a reparar y ampliar.

Foto y texto:
Copyright © 2009 Virgen de la Caridad del Cobre.
Todos los derechos reservados.
Arquidiócesis de Santiago de Cuba
http://www.virgendelacaridaddelcobre.org
Foto: Estado en que quedó el Santuario después del derrumbe de 1906

El Mural de la Ermita

Por Teok Carrasco


Comencé el mural que tiene 747 pies cuadrados, donde aparecen 63 figuras, el día 16 de Julio, festividad de la Madre del Cielo, bajo el título de Nuestra Señora del Carmen. Empecé por el Niño Jesús y la Virgen que lo sostiene. Seguidamente pinté el último cuadro que representa la etapa del destierro con un bote que se fuga de la esclavitud en busca de la libertad. Trabajé algo en el santo de Cuba, nuestro Arzobispo San Antonio María Claret que tanto luchó predicando el Evangelio en todas partes y muy especialmente en mi provincia de Oriente.

Tuve que pasar al Pan American Hospital para hacerme la operación de cataratas del otro ojo ya que la primera me había resultado un éxito. Me fui al hospital ciego de un ojo, muy confiado en que mi Madre del Cielo no se olvidaría en sus ruegos al Señor y regresé antes de lo que pensaba con mis dos ojos listos para terminar esta obra que he querido con toda mi alma ofrecer a la Virgen.


Venía cada noche con mi ayudante y buen amigo, Orlando Cabañas. Pintaba, después de pintar todo el largo día y no me sentía cansado. Esta obra la he hecho con tanto amor que me mantenía la inspiración todo el tiempo. Leía la historia de Cuba y la escuchaba de la boca de las personas más autorizadas de nuestro pueblo. Quiero agradecer a todos aquellos que me facilitaron datos y me hicieron más fácil el conocimiento que precede la composición de un cuadro. A veces pinté hasta la una de la mañana y he pintado 364 horas. En el centro del mural he colocado la Virgen, quien lleva en sus brazos al Salvador, Jesucristo. Él es el centro de toda la obra.

Comencé por el Niño y lo dejé sin pintar para terminar el mural pintando quien fue el primero. He querido recordar con este gesto que Cristo es el primero y el último, el principio y el fin, el alfa y la omega de todo hombre y de todo pueblo. Rodeando la Virgen he ido colocando la historia, más bien la síntesis de nuestra historia, pues nuestra historia no puede caber en un mural. He ido seleccionando los personajes como se seleccionan los miembros de una familia. Los que no aparecen están presentes en los que aparecen. La caridad no permite la envidia.

Mi mensaje lo puedo sintetizar en estas palabras: EL PUEBLO CUBANO ENCUENTRA SU SALVACIÓN EN LOS BRAZOS DE LA VIRGEN DE LA CARIDAD. Jesucristo es el único Salvador que nos ha dado el Padre Eterno y nos lo ha dado por medio de la MUJER BENDITA ENTRE TODAS LAS MUJERES. La historia comienza por la entrada de Cristóbal Colón, y con él entra la fe. Un fraile sigue al Almirante con su rosario en la mano como símbolo de este hecho. Sigue el cuadro de la tribu de Cueba con el primer templo cubano dedicado a la Virgen por nuestros indígenas.

El Padre Las Casas aparece contemplándola dentro del místico caney. Le sigue el primer sacerdote, músico y maestro de Cuba, el Padre Miguel Velázquez y en el mismo cuadro la aparición de la Virgen a la niña Apolonia y el primer Santuario del Cobre levantado en el mismo cerro, lugar donde hoy se encuentra el Santuario Nacional.

Cuba desde los primeros momentos comparte su fe con el exterior. Los padres franciscanos de la promoción de Santa Elena que tenían su casa de formación en La Habana enviaron misioneros a estas tierras de Florida.
Presento la plaza de San Agustín y dos de nuestros mártires: el Padre Luis Sánchez y Tiburcio Osorio, mártires de Cristo por los indios de la Florida. Siguen los Obispos cubanos de la Florida: Dionisio Recino Morel de Santa Cruz y Peñalver. Después el primer maestro de la Florida en la escuelita de San Agustín, Francisco Traconis ,de Santiago de Cuba.

He presentado algunos de nuestros sabios: Arango y Parreño, Romay y Finlay. No olvidé al gran español Don Luis de las Casas.
En la parte superior he presentado al Padre Varela, de quien nos dice Luz y Caballero que nos enseñó a pensar. Lo he presentado en su mesa de trabajo porque Varela es el maestro que despertó con su enseñanza nuestro pueblo. Por supuesto, he tenido muy presente a todos aquellos, como los obispos Compostela, Valdés y Espada, que tanto contribuyeron a nuestra cultura, además de sus vidas ejemplares.

Antes de Varela he puesto al Padre Caballero, el precursor, ya que fue quien despertó, en sus clases de Filosofía, a Varela. En la mesa del Padre Varela se encuentra abierta una Biblia. ¿Quién podrá dudar que el libro que más toca el corazón del sacerdote es la Sagrada Escritura? Las ideas de libertad que él comunicó a sus discípulos serán siempre el fruto de este libro. Varela enseño a Saco y a Luz y éste a Rafael María Mendive y este último al Apóstol Martí.

¿Quién podrá dudar, al leer los versos de la rosa blanca, que las enseñanzas de aquél que había vivido 30 años en exilio en los Estados Unidos por la libertad de Cuba, el que nos escribiera El Habanero, primer documento que llama a la libertad, no tuvieran influencia en Martí? Los maestros he tenido mucho cuidado en presentarlos de manera seguida, porque fue su pensamiento el que provocó la lucha del 68 y por eso aparecen Céspedes, Aguilera y Agramonte en un cuadro muy vivo.

Asimismo he querido presentar cerca de Martí al Generalísimo Máximo Gómez con la fiel compañera que siempre lo acompañó a todas partes y que es modelo de esposa y de patriota ,y a nuestro gran Antonio Maceo con Calixto García. He presentado a Mariana Grajales en aquel gesto que no debe olvidar ningún cubano creyente, cuando llamó a sus hijos y les mostró un crucifijo pidiéndoles que así como el Señor dio la vida por la humanidad ellos también la dieran por Cuba. De nuestra época republicana he querido representar a nuestro primer Presidente, que representa a toda nuestra gloriosa República con su bandera ondeando en las alturas del Morro.

De las aguas de Nipe se tiñe el escudo de Cuba y de éste sale la mano de Cuba pidiendo auxilio al mundo libre. He presentado la estatua de la libertad como símbolo de este país hermano que supo alcanzar su independencia tan gloriosamente hace ya dos siglos. He presentado al Santo Padre, Pablo VI, quien dirige la Iglesia en estos momentos con el respeto y la admiración de nuestros veteranos quienes se dirigieron a Benedicto XV pidiendo proclamara la Virgen de la Caridad Patrona de Cuba.

Al mencionado Pontífice lo he pintado junto al Santuario Nacional del Cobre cerca de Jesús Rabí, uno de los 2000 veteranos que en el Cobre pidieran dicha proclamación. A la derecha de Varela he presentado a Moralito, aquel gran mambí pinareño que Máximo Gómez pensara de él como posible Presidente de la República si muriera Martí. Murió aquel mambí famoso en los campos muy pronto, pero sus discursos dejaron su recuerdo bien grabados en los corazones.

A la derecha he presentado al don Pepe de color, aquel maestro que desde su colegio Nuestra Señora de los Desamparados preparara hombres tan grandes como Juan Gualberto Gómez. En la parte superior, detrás de Varela, aparecen dos paisajes cubanos: A la izquierda las torres de las catedrales de las dos Arquidiócesis de Cuba: Santiago de Cuba y La Habana, faros de la fe. Junto a las mismas se levanta el monumento al soldado desconocido que se encontraba en el parque de Matanzas. Hacia la parte derecha de Varela se levanta el majestuoso Pico Turquino, la parte más alta de Cuba.

De la cima del mismo dos ángeles cierran el mural llevando hacia el Cielo nuestra bandera. Es como el ofrecimiento del pueblo cubano en sus cinco siglos de existencia de todas sus alegrías y penas, de todos sus éxitos y fracasos, pero con la esperanza en Aquél que todo lo puede. Como contemplando esta hermosa escena he pintado a Narciso López y debajo del mismo a Perucho Figueredo con frases de nuestro Himno entre el fuego que devora a Bayamo.

He comenzado y terminado por un paisaje marino y he colocado la Virgen sobre las aguas que tanto contemplé en mi niñez de la bahía de Nipe. El mar, como dice Monseñor Boza, es a veces durante las tempestades muy peligroso. El pueblo español llegó atravesando el peligro, y asimismo ha salido el pueblo cubano al destierro a través de los mismos mares que separan a la Ermita de Cuba. He pintado a Monseñor Boza dentro del mismo paisaje marino como quien ha vivido plenamente esta parte dolorosa de nuestra historia.

Pero quiero dejar un mensaje de esperanza en el contenido del mural y es que la Virgen nos enseña cómo triunfar en las dificultades. Ella, apareciendo sobre los mares de Oriente, nos invita a reflexionar. Ella nos ofrece el triunfo en la dificultad: abrazándonos con Jesucristo ,el que supo calmar la tempestad y hacer que la barquita de los apóstoles continuara serena hasta llegar a tierra firme.

Foto y texto:
http://www.ermitadelacaridad.org/mural.html